sábado, octubre 21, 2006

Jamás vamos a reconocer
esta engañosa obviedad.
Es por eso que prefiero mil veces
la inmensidad
antes que el escenario.
Si, puede ser.
El miedo al ridículo
no debería detenerme,
pero todos esos ojos
me congelan la sangre.
A veces me siento atrapada
entre fragmentos de historias
y no quiero caer
en la fascinación que paraliza.
Hay tantas cosas que aún quiero hacer,
hay tantos lugares a los que quiero ir....
pero este pánico egoísta,
esta absurda condición
no me deja mover,
me presuade de salir
de estas cuatro paredes.
La irracionalidad
se hace pasar por verdad,
la que tanto quiero.
En medio de este trance psicótico
trato de convencerme de mi paranormalidad.