sábado, febrero 03, 2007

A los 15 años no se puede estar muy seguro de nada,
todo es relativamente nuevo.
Mi viejo me visitaba una vez al año,
o visitaba al verano.
Siempre en verano,
15 días de piletas y playas,
2 días de euforia
13 de intrigas y trampas.
De saberlo espiandome detrás de las puertas,
de disparates inventados para sacarme del medio,
de miradas de desprecio,
de dejarme de lado
y de golpe...
pide por mí.
Como podía saberlo,
ahora tampoco sé si habian playas y piletas,
a los 15 no se puede estar seguro de nada.
"Así es, Sr. Juez, vinimos para emanciparla.
Ya no la queremos con nosotros, nadie la quiere"
Pasaron segundos
que fueron días, que fueron años.
Y con la nitidez de una psíquica en trance
me ví perdida,
mortalmente herida,
atrapada en mis pesadillas,
arrojada a mis grandisimos terrores.
A merced de decrépitos hombres decadentes,
disfrazados y
goteando su saliva y su semen sobre mí.
Es muy facil peligrar
entre tantos lobos
sueltos y hambrientos.
De eso sí estaba segura.
o no?
Me defendí,
como pude,
con cuanto pude,
con cuanto supe,
y terminó.
Salí tranquila del juzgado
las horas de la tarde agonizaban
y solo se escuchaba un murmullo,
constante,
repetitivo:
"A las niñas se las comen los lobos.....
a las niñas se las comen los lobos...
las niñas....
comen.....
lobos...."
Qué cosa?
Quién se come a quién?
No sé.
A los 15 no se puede estar seguro de nada.